Nuestros músculos están revestidos por un tejido fibroso llamado fascia.
A lo largo de la vida, la fascia puede sufrir microlesiones tornando frágil su capacidad de resistir las tensiones. Esto resulta en la aparición de pequeñas grietas, que con el tiempo pueden aumentar de tamaño.
Estas grietas permiten el pasaje parcial y el aprisionamiento de algunas fibras musculares, que es lo que caracteriza a una hernia muscular. Son más frecuentes en los miembros inferiores, principalmente del músculo tibial anterior, aunque también se pueden presentar en diferentes músculos como el peroneo largo.
Las señales y síntomas mas frecuentes son:
- Presencia de un nódulo aislado en la superficie del músculo
- Deformación muscular
- Dolor localizado ante esfuerzos físicos
- Sensación de aumento exagerado de la tensión muscular
Las hernias mayores son palpables y visibles en la superficie de la piel.
Algunas de las causas de la aparición de las hernias musculares:
- Genéticas
- Fallas del desarrollo de la fascia muscular
- Fragilidad de la fascia en la región de penetración de los vasos sanguíneos.
- Cortes profundos (piel, subcutáneo y músculo)
- Cirugías previas
- Entrenamientos intensos.
La hipertrofia muscular exagerada también predispone a la aparición de hernias musculares, como
ocurre con los usuarios de esteroides anabólicos.
Gran parte de las hernias musculares no generan síntomas, pero determinadas situaciones pueden desencadenar la aparición de dolor localizado. Algunas situaciones poco frecuentes pueden provocar síntomas dolorosos frecuentes, asociados a hinchazón intensa y limitación de movimientos.
La ecografía y la resonancia magnética permiten la confirmación del diagnóstico, además de dimensionar y localizar la hernia muscular.
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